martes, 11 de abril de 2017

Cuatro octanos son 4 octanos (O como sufrir desde CDMX hasta Rio Verde,SLP, sin que tus compañeros de ruta recuerden tus ancestros)

Desde hacía varias semanas estaba rondándole a la cabeza algún viaje para conocer algún lugar, y que me sirviera de escapada con mi esposa en coche. Me comentaron los compañeros de Tortugas MC el acompañarles al AlmoloyaFest, pero siendo sinceros y con todos los respetos, ni los AcapulcoFest,Maza,Leon, etc me atrajeron nunca: eso de estar rodeado de gente más borracha que tú haciendo el loco en motos, pues lo veo cada vez que intento evitar 3 Marias en el DF camino de Cuernavaca.

Desde la fiesta del aniversario no había tocado la mara. Había quedado insatisfecho con la configuración con la que había quedado, el cambio del piñón/sprocket al de 16 dientes me había dejado sin poder usar la 5a velocidad, y despues del cambio de culata, tenia ganas de probarla para ver que tal se comportaba.

Así que con estos dos motivos, consigo que se me una en este plan el compañero Alejandro y me propone que en vez de a donde originalmente tenía pensado (Tajín para visitar las piramides) retomemos la idea antigua que nos propuso hace tiempo de irnos hacia el norte, al Manantial de la Media Luna en San Luis Potosí y me propone algo parecido a esta ruta:


 
No está mal, 450kms en unas 7 horas? Así debe tener de curvas la carretera.
La semana de antes de partir, me echan la mano Alejandro y Ulises haciendo varias instalaciones; los faros auxiliares de LED y el famoso tacómetro que andaba buscando.



 






Consiguen conectarlo e instalarlo sin problemas los dos elementos al contacto, ya que esta mara tiene la configuración USA, y dentro del faro existe un conector libre.
  


Una vez montada y unas cervezas servidas, me dejan los accesorios bien colocados. La risa vino al final, y es que estos focos de led tienen 3 posiciones: Alta, Baja y flash como estrobos. Si se corta del interruptor, no hay problema. Pero si se corta del contacto, pierden sincronía entre ellos. Nos costó un poco de mañana que todo volviera a estar sincronizado, y quedó.
El tacómetro, un Kege chino de unos 400 pesos / 15 euros, también quedó bien ajustado. Y lo probamos en punto muerto acelerando la moto y marcaba bien, tanto que me di cuenta que mi ralentí estaba por encima de las 1,300rpms que recomienda el manual para tenerla ajustada.



Durante la semana fui al mecánico a que me cambiará el sprocket de 16 dientes por el original de 15 dientes, a fin de tener mayor torque en este viaje (ya que íbamos por carreteras de montaña) y volver a disfrutar de la 5a velocidad que había quedado anulada. Ahora con el tacómetro no tendría problema de saber dónde estaba la zona roja, y no forzar la mara. Hace un año conseguí una culata usada, y el señor Gallo de Taxco tuvo a bien hacerme la reparación mostrándome antes el cochinero de sellante para juntas que le habían metido en talleres anteriores.



Día anterior de la partida, cadena engrasada, parabrisas nuevo instalado en 2 horas de mi torpeza (uno chiquito para protegerme del frio el pecho), luces colocadas, equipaje amarrado (necesito unos pulpos y red nueva) y consigo terminar a las 11 de la noche para dormir apenas 4 horas.


A las tres y cuarto de la madrugada que suena el despertador, ducha rápida, desayuno ligero y café con mi esposa, y a tomar rumbo.



Esta vez ya no arrancaba la moto, la había dejado sin gasolina, así que a poner la reserva y parada prevista en la gasolinera fuera de casa. A cargarla con la gasolina de 87 octanos, que según el manual, le va bien, y aquí la primera torpeza del viaje se consuma con otra: al terminar de llenar el depósito y dejar la bolsa del tanque en su sitio, no me doy cuenta de que estaba todavía la llave puesta sobre el tanque y la doblo. No mucho, pero casi me quedo sin llave. Consigo llegar aprox a las 5am al punto de partida donde había quedado con los otros compañeros, Ulises y Alejandro, nos repartimos las radios, probamos y listos. A mí me gusta que la radio se active por voz, los demás prefieren instalar el interruptor en el manillar. Así que ellos podrán cantar, yo únicamente bostezar :)
 










La idea de salir tan temprano del DF se debía a 2 motivos: evitar el tráfico y con el consiguiente peligro asociado a los cafres al volante, y poder meternos sin problemas por periférico hasta la salida de Querétaro.


Enfilamos los 3, Alejandro su Suzuki Inazuma de 250cc, 24 HP y 6 focos de led (el pobre todavía traumado de la ruta nocturna en por La Ventosa sin luces ejejeje), Ulises en la leyenda Avenger de 220cc y 18 hp e infinita autonomía (bueno, infinita no, pero sus 400 kms con un depósito si se los hace, eh?)





Conseguimos ponernos en un rato en la caseta de cobro de la autopista, y a pegarle hasta San Juan del Rio. Lo hicimos en un par de horas y el frio nos pegó un poco. Tanto que comenzaron a tiritar mis piernas del frio, y en un acto reflejo se despegaban del calor del cilindro para darme más frio. Primera parada a las 7aprox en San Juan del Rio y haciendo revisión de la ruta, no fuimos tan mal: 80 km/h aprox aunque yo sentía que la mara se quedaba algo atrás respecto a los demás, supuse que era por el cambio de altitud respecto al DF. El parabrisas sentía que no estaba bien apretado y a mano y pulso lo tuve que ajustar un par de veces. El tacómetro, de risa! Metiendo cuarta o quinta, empieza a oscilar la aguja unas 1500 o 2000 rpm, así que a ojo tiro de la media y veo que no voy pasado de rpm. Eso sí, las luces UNA MARAVILLA!!! Qué bueno que aquí la ITV no existe ;)

Tras un café, unos cuantos pastes de piña, queso y champiñones, salimos de la seguridad de la autopista para enfilar la Sierra Gorda de Querétaro.

Nueva parada a media mañana antes de enfilar las carreteras semi desérticas, y nuevo repostaje de gasolina magna (que sí, que lo dice el manual, a altitud y para evitar cascabeleo, ponle con poco octanos!).
 



Aquí se informa la cabeza del grupo, Alejandro, de cuanto nos quedaba hasta llegar a la cima y le comentan que como 80 kms, que “no es mucho” pero si está muy alto. En esto le comento tanto a Alejandro como a Ulises que siento que la moto no tienen fuerza y Alejandro me cuestiona que meta todo el gas en vez de ¾, pero es que siento que si no lo hago me quedo más atrás de ellos. Nos adentramos en la parte baja de la sierra y tengo la sensación de no estar en América, sino por la comarca de Andarax en Almería :) . Comienzan las curvas y el disfrutar y poco a poco veo como Ulises y Alejandro se van separando de mí: mi moto no tiene fuerza en las subidas ni en el llano. Conozco la moto de Ulises, tuve una “igual” y sé que ponerla a 80 km/h no representa esfuerzo en su 220cc con doble bujía. La mía sufre. Y sigue sufriendo en cuanto comenzamos la subida a la Sierra Gorda.

 
Andarax en las americas :)






Curvas de subida donde el límite se encuentra a 40km/h , y lo intento un par de veces, pero rozo los pedales contra el asfalto: la mara es baja y necesita tomar las curvas con tranquilidad y sin tumbarla demasiado. Paradita en un mirador para echar fotos.
 









Unos tragos de agua después, les comento que me voy quedando atrás en la subida porque la moto apenas tira de sí, no puedo pasar en las subidas de 3era, y con mucha dificultad en tramos donde puede subir, sin tener demasiada pendiente, la moto no pasa de 40km/h. Ulises le echa un vistazo a la cadena, y me pregunta que si pretendo balancear elefantes, porque la holgura que tenía la cadena era de chiste. El mecánico me cambió el sprocket, pero lo de apretar la cadena, nada de nada… Me dan un curso intensivo en 5 minutos de tensar cadenas, observamos un grupo número de harleros en sus motonacas, y reanudamos la marcha.

Pero la mara no tira, le cuesta, se ahoga, se esfuerza y poco a poco me voy retrasando del paso del grupo. Una hora después, tras mucho sufrimiento, casi alcanzamos la cima de la Sierra, 80 kms en casi un par de horas. 




Les comento nuevamente los problemas que tiene la mara, pero Alejandro me dice que en Pinal de Amoles paramos a echarle una revisada. Entramos en Pinal unos 10 kms más adelante, pero no debió gustarle a la cabeza de grupo el lugar para estacionar, que nos pasamos el punto fotográfico de la “Puerta del Cielo”, Pinal de Amoles también … así que ni modo, a seguirle y de bajada. Yo iba notando que además de la mara, ni cuerpo se encontraba demasiado cansado. Parada de 1 hora en un chiringuito de carretera, 2 cervezas, 1 coca cola seguimos para adelante. No me siento con ganas de comer tampoco, pero si mucha sed, ya que de los 9°C con los que salimos horas antes del DF, ahora estábamos por encima de los 30 grados.
Tampoco debió gustarle Jalpan de la Sierra, que él tampoco se paró; que tampoco le gustaban los sitios donde estacionar las motos, y que más adelante. Pues nada, ya más adelante y faltando casi 200 kms para llegar al destino, vamos a tirarle!. En los tramos de bajada me olvidé lo mal que iba a la mara, pero al volver a retomar llanuras, otra vez se arrastra y tanto Ulises como Alejandro se despegaron de mi varias veces con enorme facilidad. Otra vez los pensamientos: la bujía? Se habrá roto la alimentación de la bobina al colocar el tacómetro?






Milana bonita, digo mara jodia, que te pasa?


















Carajo, no soy mecánico! Que le pasa? Llanuras y pocas curvas, en una recta adelantamos a una pareja que iban ellos dos en una Italika de 150cc. Una hora después … la mara ahogándose nuevamente … esta pareja me rebasa y la mara no pasaba de 70 km/h, y con dificultad llegaba a los 80. El cansancio y un anormal dolor de cuerpo no me dejaban ya sitio para el enojo. Nueva parada y a llenar con un poco de magna 87 octanos.

Llegamos al manantial de la media luna, descargamos todo y montamos la tienda. Soplaba una brisa fresca que no me estaba sentado demasiado bien: iba empapado de sudor. No hay problema, el dolor de cuerpo será del cansancio y haber dormido poco, vamos a pegarnos un baño en las calientes aguas del manantial!. Cena rápida y a dormir, que al día siguiente, sábado, ya sería otro día.

Amanece el sábado y me sentía bastante cansado. Visita al “rincón de pensar” y echar unas fotos aprovechando que en el balneario están casi todos dormidos.







Ya de regreso de meditar, me encuentro a las dos leyendas de las dos ruedas preparando el desayuno:
 








El expresi con una gorra blanca e impoluta, digno de un chaval que va a misa. El vice presi con su “vara de madera” para mandar. Yo, temeroso del fuego al no dominarlo, decido alejarme unos metros. Y aparece ya en su confirmación la fiebre, que me tumba y me manda 4 horas a dormir. Casi 27 grados y yo metido hasta mediodía dentro del saco.
Mientras tanto Ulises decidió que lo mejor era perderse con la excusa de buscar carne, para hacerle unos selfies a la leyenda de moto que tiene:



 


Ya a mediodía consigo que mediante los ibuprofenos conseguidos por Ulises, el cuerpo se libre de los efectos de la fiebre y pueda meterme un baño en el manantial. Pero ni forma de librarme totalmente, vuelta a aparecer al rato la fiebre, y a dormir hasta casi la noche.
Ya habíamos discutido varios planes para el regreso:
-Alejandro y Ulises estaban a favor de regresarnos por la sierra: camino cortó y conocido.
- Yo por la autopista: Que siendo más caro (yo me hacía cargo del gasto no contemplado de casetas a cambio de que ellos preparan la cena) era casi llano, si podría permitirnos mantener una media de 80 km/h y no los 30 de la sierra y sus 12 horas. Y lo último, el riesgo de circular de madrugada por carreteras de montaña, sin presencia de policía, y si seguramente de algún borracho regresando de la fiesta que nos pudiera amargar.

Gana el trato de ellos la cena, yo las casetas de peaje y nos vamos a dormir preparándonos para salir a las 4am del día siguiente. Ah, cambio de hora esa noche, así que 1 hora menos al cuerpo.
Me despierto con el cuerpo todo amolado, ibuprofeno al cuerpo, a cargar las motos, y a salir.

Primera del día: camino de terracería, olvido o despiste al apretar la tornillería y herrajes del parabrisas, que se desarma, perdiendo una tuerca por el camino. A parar 15 minutos, Ulises que se hace cargo del parabrisas, y a seguirle.

Parada en la gasolinera, a cargar el depósito de gasolina (otra vez la magna de 87 octanos) y enfilamos la ruta hacia San Luis Potosí. Camino más largo de regreso a casa, pero más llano y sin complicaci….joooooooder con la  mara!!!! QUE NO CORRE ESTA MOTO!!! . Nuevamente me quedo retrasado del grupo, Alejandro por la radio pidiéndome que no tire del gas a fondo, que mantenga los ¾ del acelerador pero ni por esas: la moto no pasa de 70 km/h. Pienso en ir probando soluciones de emergencia, y que en el próxima gasolinera voy a revisar la bujía, y a meterle un corte al cable del tacómetro para anularlo.






Ya casi va amaneciendo, paradas para echarse las fotos en el desierto a la espera de calentarnos con un café y unas galletas. Alejandro me comenta que visto lo visto, y esta moto teniendo problemas, debería deshacerme de ella y no empeñarme en mejorarla. Vaya rabia, pero es para darle la razón.
 





Nueva parada en gasolinera, el tanque a la mitad, y decido meterle Premium de 91 octanos. Nuevamente me cuesta llevar el ritmo del grupo durante unos kms, los 80 kms hasta el libramiento de San Luis Potosí se convierten en un infierno. Si los convencí de tomar esta ruta, era para regresar a casa en 8 horas, no en 12 como en la sierra, y ya me planteo incluso el que ellos se adelanten para llegar antes a casa e ir yo a mi lento ritmo. O incluso, ya que la fiebre me estaba volviendo a pegar, dejar la moto “donde fuera” y volverme en autobús.





 

Mientras iba concentrado en no verme tumbado por el viento, parece ser que se va obrando un milagro. Por momentos la mara parece que vuelve a tirar, su motor a revolucionarse con alegría y como que ya no pierdo el ritmo. Sí que pega fuerte la fiebre que hasta me hace soñar con que la moto va bien ja ja ja ja! . Tampoco es que escuche demasiado el motor, para evitar sufrimiento y concentrarme en algo que no sea la fiebre, voy con los oídos tapados por mis audífonos y un podcast a todo volumen. Paramos nuevamente a desayunar casi a mitad de camino, en Santa María del Rio, que aprovechan las dos leyendas para hacerse una foto.
 





A mí la radio me había dejado de funcionar un rato antes al agotarse la batería, así que consigo alcanzarlos y hacerle señales de que voy a parar a repostar. ¿he dicho QUE CONSEGUÍ ADELANTARLES? Bueno, habrán bajado el ritmo, no sé. A parar y a meterle más Premium de 91 octanos.

Paramos durante un buen rato, casi 1 hora. Yo intentando no vomitar en el rincón de pensar, el estómago cerrado y la fiebre a todo lo que da. Desayuno de otro ibuprofeno con coca cola, unos huevos con jamón, y a echarle ganas a seguir la ruta.
Milagro, a pesar del fuerte viento de costado, y a veces de frente. Milagro, a pesar de la fiebre, milagro. La mara vuelve a responder. Si, era verdad, motor alegre, rpm rondando las 6mil vueltas me permiten alcanzar los 100 km/h (y no más por el viento) y adelantar un par de veces a Ulises (que iba disfrutando la Inazuma de Alex, cambiaron un rato de motos).
Increíble. Todo viaje jodido y jodiendo a los demás por 4 putos octanos. Si, la magna es pura agua. Que según el manual, que en lugares de altitud (la Ciudad de México está a 2400 mts sobre el nivel del mar) que meterle gasolina de octanaje bajo evita cascabeleo del motor. Los cojones de Gómez!. Aquí no se mete más magna ni muerto!!! Menudo viaje, que hubiera pasado si hubiera puesto Premium desde el principio? Que no hubiera jodido a nadie! Manda huevos, que el único tramo disfrutado en la moto y con la moto, de todo el viaje, sean los 200 últimos kilómetros. Para mear y no echar gota!


 


Última parada antes de adentrarnos en el infierno del tráfico de la capital, y última foto:








La cara de “hechos mierda” que teníamos por el cansancio, sin precio. Nos despedimos ya que unos kms mas adelante nos desviaríamos cada quien hacia su casa ya pegarle el último tramo del viaje. Casi 1,100 kms recorridos en 3 días, y teniendo que aumentar la precisión de los 6 sentidos (si, el sexto es exclusivo de los moteros!) para no sufrir percance por el cansancio.

A las 3 de la tarde entro en casa, dejo la moto (sin desempacar nada durante una semana quedará la mara) y mi señora me recomienda que eche a dormir en la cama (“Querías moto? Toma moto!”, seguro está pensando eso). La fiebre ya me truena y un hasta mañana me despide del domingo.

- Magna 87 octanos NUNCA MAIS!

- Los Leds ayudan bastante y dan seguridad, solo que hay que pillarle el truquillo para que no pierdan sincronía. Un rato en el regreso fui con el izquierdo en luz alta, el derecho luz baja.

- El tacómetro es una estafa, este en concreto. Queda muy molón, chingón ahí colocado, pero en cuanto sales a rodar necesito algo más preciso. Es un DEBE TENER de la mara, no entiendo que no lo pusieran de serie.

- El parabrisas: lo barato sale caro, lo baratuno en calidad a precio de barato, más todavía.



Saludos y hasta la próxima rodada!
 

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